lunes, 28 de julio de 2014

Alfonso García: "no se puede hacer periodismo en 140 caracteres"

NOTA: Sigo, seguiré hablando y dedicando artículos a este tema, porque me parece lamentable el silencio mediático y cómplice que está habiendo por parte de compañeros de profesión con el tema de las TVs públicas, y el expolio, humillación y manipulación a la que han sido sometidas. Esto no puede acabar así. Ahí va el artículo:

Imagen: Alfonso García
Muchos madrileños, (y no madrileños) le recordarán por haber sido uno de los rostros más conocidos de Telemadrid durante su época dorada. Cabeceño de nacimiento, estudió CC de la Información  en la Complutense. Tras su paso por las aulas universitarias,  ingresó en Radio 16 en 1983, donde estuvo cinco años. Tras una pequeña etapa en la Cadena SER, donde fue responsable de la continuidad informativa de la emisora, llegó a Telemadrid en 1991 por oposición. Allí pasó por todo tipo de puestos: desde redactor hasta editor o presentador (Sucedió en Madrid… etc). Llegó incluso a ser Director de Onda Madrid, de Radio Castilla- la Mancha y finalmente director de los SSII de la autonómica madrileña hasta enero de 2004, cuando fue cesado por el recién nombrado Director general del ente público Manuel Soriano , debido a la política informativa que iba a tomar el canal a partir de ese instante.  He tenido la oportunidad de hacerle una entrevista donde hemos hablado, entre otras cosas, de su paso por allí. He aquí la misma:


Ha trabajado en Telemadrid  entre 1991 y 2006, siendo además Director de Informativos de la cadena entre 2002 y 2004. ¿Cómo valora esa etapa profesional y periodísticamente?

Debo decir que coincidió con la mejor etapa profesional de Telemadrid y, por ende, personal. En informativos, durante esos años, se logró formar diferentes equipos de profesionales que en ningún caso estaban adscritos a ningún partido político. Los diferentes directores de informativos que hubo desde el nacimiento de Telemadrid hasta enero de 2004 –entre los que me incluyo-, solo tuvimos como referencia el servicio a los madrileños y la información plural. Durante esa etapa no cabía la instrumentalización política y la cadena trabajaba en plena libertar y sin sometimiento al poder político. Esto no quiere decir que no lo intentaran, pero la fortaleza y el ADN de independencia que nos marcó desde el origen, hacía que los políticos abandonaran sus intentos.



Usted explicó en uno de sus artículos que  cuando fue destituido como jefe de los SSII en enero de 2004, Manuel Soriano le confesó los “malvados” planes que tenía preparados para Telemadrid. ¿Qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza cuando escuchó eso? ¿pensó que esto iba a llegar tan lejos?

Sin duda. Los peores augurios se materializaron de inmediato. Con solo juzgar que el director 
general de la cadena había sido jefe de prensa de Aguirre y que el director de informativos era el subdirector de La Razón, poca esperanza cabía de que a partir de ese momento Telemadrid siguiera siendo libre e independiente.  Recuerdo que un par de semanas antes de que mi destitución, Manuel Soriano me llamó por teléfono para interesarse por unas declaraciones de Carlos Iturgaiz, unas declaraciones –quiero recordar- algo desafortunadas que a la cúpula del PP no gustaron. Desde Génova –cosa que no había sucedido nunca- llamaron a Soriano para que esas declaraciones no se dieran y Soriano me llamó para transmitirme la orden. Solo hubo un problema, esas declaraciones ya las habíamos dado por una sencilla razón: eran noticia. Intentó obligarme a que cuando hubiera declaraciones que pudieran perjudicar al PP se lo hiciera saber. Naturalmente no le hice caso.

A las pruebas me remito, Telemadrid se ha convertido en un burdo instrumento para el PP que, en la actualidad, ya ni les sirve pues apenas tiene audiencia. Esto quiere decir que no le ven ni siquiera los votantes del PP.

Alfonso García presentando uno de sus primeros
Telenoticias en Telemadrid, en 1991
Si como dicen las encuestas, al PP le queda poco tiempo en el Gobierno de la Comunidad, ¿cómo cree que acabará el tema de Telemadrid? ¿Cree que es posible una televisión pública independiente del poder en el contexto presente, o con la clase política actual es algo utópico?

Francamente me da mucho miedo. Es muy difícil, por no decir imposible, que Telemadrid vuelva a ser lo que era antes de que llegara el PP. Ha habido un ERE y por tanto una descapitalización de recursos humanos y profesionales. En los últimos diez años en Telemadrid ha habido mucho dolor y sufrimiento. Me apenaría que si hubiera un cambio político en la Comunidad de Madrid, los nuevos gobernantes hicieran gestión de revanchismo, reeditando los peores tiempos de TVE. Por ello, si se produce ese cambio, los gestores de la cadena deben ser profesionales  contrastados e independientes del poder político. No es tan complicado. Lo hicimos posible durante 15 años desde 1989 hasta 2004. 

Gente del medio afirma que la profesión está en horas bajas y que debe  reinventarse. ¿Cree que es algo momentáneo o que el periodismo ha entrado en una crisis permanente? ¿Cómo ve hoy en día el mundo del periodismo?

Probablemente estemos ante el peor momento del periodismo. No por la crisis económica, que también, sino porque esa crisis ha destapado, a mi juicio, otra de mayor calado: la de la profesionalidad. En España hay muy pocos ejemplos de periodismo libre. Aquel medio que lo ha intentado ha sucumbido. Descontando la dictadura, no podemos decir que la Transición haya sido un ejemplo en el medio periodístico. Probablemente de aquella etapa vengan los males actuales para la profesión. La necesidad de ayuda mutua (políticos y periodistas) que requería el momento, se ha convertido no solo en sometimiento sino en “apresebramiento” de los medios respectos a los políticos o, mejor dicho, las administraciones. Muchos medios de comunicación subsisten gracias a la publicidad institucional y hay claros ejemplos de cierres por no poder asumir los gastos al no recibir publicidad por no ser afín al gobierno de turno. Ello ha derivado en un periodismo de trincheras con guerras mediáticas entre “bandos”  que resultan devastadoras para la credibilidad de la profesión.
Pero el periodismo se enfrenta a otra crisis no menor: la formación. Resulta desalentador el bajo grado de formación que tienen los estudiantes universitarios. Da igual que se trate de universidades públicas o privadas. He trabajado, y sigo haciéndolo, con alumnos de ambas enseñanzas y el desconocimiento que una gran parte  tiene de la actualidad y de la historia reciente es de una gravedad preocupante.

Sucedió en Madrid fue uno de los programas estrellas de
Telemadrid y estuvo presentado por Alfonso García. 
El momento que más le haya marcado como periodista.

Resulta muy complicado aislar un momento después de 31 años de ejercicio. Los hay personales, como la primera vez que dirigí un programa de radio o presenté el primer Telenoticias en Telemadrid o cuando éramos líderes de audiencia durante largos años. Y profesionales, la Conferencia de Paz de Madrid en 1991, los años de plomo de ETA en Madrid, el asesinato de Miguel Ángel Blanco, las manifestaciones contra la Guerra de Irak  y, por supuesto, los atentados del 11M. Y muchos más, sin duda.

Hay incluso quien dice que hoy en día se le llama periodismo a cualquier cosa, ¿Cuál es su valoración respecto a esa idea?

Para hacer periodismo no todo vale. Como ocurre en muchos medios públicos, no es hacer periodismo ser un aparato de propaganda del partido que gobierna. Tampoco lo es hacerse eco de los comunicados oficiales y conformarse con cualquier cosa para rellenar una página de periódico o unos minutos de radio o televisión. No es hacer periodismo cruzarse de brazos y aguantar que nos den una conferencia a través de un monitor de televisión sin posibilidad de preguntar. Por supuesto, no se puede hacer periodismo en 140 caracteres.  

Y finalmente, la clásica pregunta que hago a mis entrevistados: un mensaje para los futuros periodistas.

Pues justamente no hagan ni permitan lo que acabo de citar. Un periodista debe ser inconformista y, si me apuras, dudar de todo. Debe preguntar y tener la opción a hacerlo y, sobre todo,  debe ser riguroso en su trabajo y contrastar las fuentes y los datos.

La objetividad es un estado casi utópico y, aunque se pretenda, será imposible de conseguir. Lo que no es imposible de alcanzar es la honradez y eso completa todo lo que debe tener un periodista.

Le doy las gracias a Alfonso García por haber aceptado contestar las preguntas. Gracias por estar ahí. Nos vemos en otra.

Pablo Torres Yébenes

28/07/2014

miércoles, 23 de julio de 2014

“Mamá, de mayor quiero ser periodista”

Los que me conocen desde pequeño saben que siempre he querido ser periodista. Lo siento en las venas.  Cuando se lo dije a mis padres, me miraron con cara de incredulidad y extrañeza, pero siempre me han mostrado su apoyo. Poder contar al mundo la verdad de lo que ocurre, es lo más grande que le puede pasar a alguien que se quiera dedicar a esto.  Sin embargo es lamentable comprobar el estado en el que se encuentra la profesión. Y no precisamente por las oportunidades laborales, que también, sino por la degradación que ha alcanzado. Cuando uno ve que hay gente que se acepta hacer de perro de su amo, y estar dispuesto a sentarse al lado de su superior con tal de copiar al dictado como un dócil cordero, se lo piensa dos veces antes de lanzarse a estudiar esta carrera. Cada vez que observo este comportamiento cuando veo la tele o leo algún artículo, el sentimiento de resignación se mezcla con otro de motivación. Vale, cierto. Puede haber gente sin principios que acceda a hacer eso, pero, ¡diablos, también hay periodistas que no bajan la cabeza ante tal humillación! Muchos me dicen que para llegar a ser algo en esta vida, hay que ser un canalla y extremadamente astuto, o no me comeré un rosco. Pero yo no pienso así. Y jamás lo haré. Podrán quitarme todo, pero jamás me arrebatarán los principios. Gente que tiene que comer, ha sido apartada de sus obligaciones y posteriormente despedida por no plegarse a realizar esas penosas “informaciones”. Ellos son un ejemplo para mí. Si, puede que el periodismo esté prácticamente de capa caída. Sí, puede que haya gente que desconoce la ética profesional. Pero ello no me desmotiva, al contrario: hoy más que nunca quiero ser periodista.

Pablo Torres Yébenes

23/07/2014

lunes, 21 de julio de 2014

Fernando Olmeda: "Lo importante es contar buenas historias"

Foto: Fernando Olmeda
Fernando Olmeda es un conocido  periodista nacido en 1962 en Madrid. Tras estudiar Periodismo en la Complutense,  ingresó en la Cadena SER en 1982, donde cubrió, entre otras informaciones, la muerte del alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván en 1986, o el atentado  perpetrado en la Plaza de la República Dominicana de la capital, el mismo año.  Después fue corresponsal de la Agencia EFE en el sur de Madrid, y en 1989, pasó a formar parte de la cantera que inició la televisión autonómica madrileña: Telemadrid, donde llegó a ser subdirector de informativos. También ha trabajado en Telecinco, donde fue presentador y editor. Activista LGTB, escritor y columnista, actualmente se encuentra inmerso perfilando el documental “El viaje de Carla”, inspirado en la vida de la diputada de la Asamblea de Madrid y activista transexual Carla Antonelli, que será estrenado en otoño.

La semana pasada tuve la oportunidad de hacerle una pequeña entrevista, invitación que aceptó gustosamente.  
En primer lugar le pregunté sobre sus inicios en Telemadrid, otrora cadena de referencia, hoy destrozada por la manipulación y la gestión nefasta. “Fueron muy ilusionantes  -afirmó-.  Éramos muy jóvenes, estaba todo por hacer, no había ni televisiones privadas. Sabíamos de la importancia de un medio de comunicación público para vertebrar la Comunidad de Madrid. El equipo inicial de los Servicios Informativos -del que formé parte- fue muy especial. Lo comandaba Fermín Bocos”.
Los inicios de Fernando Olmeda en la tele autonómica madrileña (Foto: Nov. 1989)

Sobre la situación actual del canal autonómico, afirmó que a pesar de lo ocurrido en los últimos tiempos, es posible recuperar la frescura de la tele pública: “Han pasado veinticinco años, nada es igual ni en Telemadrid ni en Madrid ni en España ni en el mundo. Todo evoluciona, todo cambia. La Telemadrid de hoy no tiene nada que ver con la del principio, ni siquiera con la de hace trece años. Pero eso no quiere decir que vaya a quedarse para siempre como está ahora. Es posible emprender una etapa nueva que devuelva a la televisión pública madrileña la credibilidad, el prestigio y los espectadores perdidos en estos años.

Fernando también me comentó que la profesión cambia vertiginosamente conforme avanza el tiempo: “Cambia cada día, pone a prueba nuestra capacidad de adaptación. Pero, a fin de cuentas, lo importante es contar buenas historias”
Lo que más le ha marcado como periodista, me dijo,  ha sido cubrir los atentados terroristas, y cubrir los fallecimientos de amigos.


Finalmente le pregunté acerca del proyecto “El viaje de Carla”, documental inspirado en la diputada socialista en el parlamento regional Carla Antonelli: “Ella es una referencia no solo del colectivo LGTB -y en concreto transexual-. Es una persona comprometida con su tiempo, una luchadora por la igualdad de derechos. Pensé que merecía la pena dar a conocer su vida (especialmente aspectos personales menos conocidos que su trayectoria pública), y nos pusimos a ello”. 
 
Foto: Carla Antonelli/Propiedad Fernando Olmeda

También habló sobre el colectivo LGTB en el mundo del periodismo, y si sigue o no siendo un tema tabú a tratar: “Es un aspecto más de la vida social, que genera noticias, polémica, declaraciones... Y por eso, está al mismo nivel que otros temas, como, por ejemplo, la emigración. No creo que sea un tabú”.

Para acabar, le pedí a Fernando que dejara un mensaje a los futuros periodistas (como servidor). Esto fue lo que me respondió: “Formarse bien, pisar la calle, humildad y coraje.

Muchas gracias Fernando Olmeda por haber contestado a mis preguntas. Ha sido un honor.


Pablo Torres Yébenes


21/07/2014

martes, 8 de julio de 2014

"Dejad que los gays se acerquen a mí"

Hace algunos días se celebraron en Madrid las fiestas del Orgullo Gay, marcadas este año por la polémica que ha generado, una vez más, la primera dama de la capital, Ana Botella. Y no es que esta vez se haya metido con el colectivo LGTB de forma (in)directa como en otras ocasiones, sino que ha preferido limitar “la contaminación acústica en detrimento de los vecinos de la zona”  que produce esta celebración. Por unas razones o por otras, el caso es que este año la fiesta ha tenido que trasladarse parcialmente a otra ubicación, y no se ha podido realizar como se venía haciendo hasta el año pasado. Lo primero que se me viene a la cabeza es: “¿y qué problema tiene esta señora con que este colectivo se manifieste y se divierta por unos días en la capital?”. Pero está claro que, como dicen en mi pueblo, de donde no hay no roban. Sin embargo, el poder político no es el único culpable de esta incomprensión, pues las altas esferas eclesiásticas, que llevan rigiendo nuestra vida moral, dando lecciones de lo que está bien y está mal, siguen diciéndonos cómo nos tenemos que comportar, cómo tenemos que vestir y cómo y a quién tenemos que amar desde la época feudal, para continuar aprovechando la influencia social que el poder les brinda, dando ejemplo de un cinismo impresionante. Ellos, que siempre nos han dicho, y está escrito así en la Biblia, que tenemos que amarnos entre todos sin distinción, predican ahora (y siempre lo han hecho) la discordia entre la sociedad por la simple preferencia sexual. ¿Quién va a querer aceptar a unos desviados, que simple y llanamente son el diablo personificado, y extienden la lujuria y la promiscuidad? Pero eso sí, el amor al prójimo bajo cualquier circunstancia es fundamental para alcanzar la vida eterna. La Iglesia Católica, a la que ahora le ha salido una oveja negra como Papa, nunca en la vida ha sido ejemplo de nada. Aquellos que en su día apoyaron el genocida y férreo  régimen de Franco, le dicen hoy a las mujeres si deben o no ser madres, a los gays o transexuales que son hijos de Lucifer, y al resto de gente, que no follemos en exceso, y que si lo hacemos, se lo confesemos al cura, porque si no vamos al infierno. El yugo católico que sigue sobre nuestras cabezas, es demasiado pesado aún sobre nosotros, y más aún cuando el poder político, y el mediático, formado por cadenas de tan baja catadura moral como 13TV o Telemadrid por poner dos claros ejemplos, hacen manifestación de su sumisión, para seguir controlando nuestras vidas.

Este fin de semana miles de personas homosexuales, bisexuales o transexuales se han manifestado en Madrid para defender a los que aún en 80 países del mundo no pueden hacerlo, porque pueden ir a la cárcel de por vida, o incluso hasta morir, simple y llanamente por ser así. ¿Es este el mundo que queremos? Hagámonoslo mirar, y apoyemos a esta gente que no ha hecho nada más que tener una condición sexual diferente a la de los demás, se divierta, celebre y reivindique que por lo menos en España, pueden besarse y darse de la mano sin prejuicio alguno, aunque haya una alcaldesa o un cardenal al que le salgan mil arrugas en la cara solo de oírlo.


Pablo Torres Yébenes

08/07/2014