viernes, 24 de julio de 2015

Ya lo dijo Groucho Marx...

Ignacio Aguado (C's Madrid) y Cristina Cifuentes (PP de Madrid)

Querido lector, permítame que hoy me desahogue por estas líneas y exprese mi momentáneo cabreo. Cuando por aquellos días de febrero y marzo,  los Ciudadanos estaban en su máximo apogeo,  lo entendí como algo legítimo y guardé silencio. Mayo significaba la esperanza para muchos trabajadores de los defenestrados medios públicos, y en mi caso particular, Telemadrid. No hace falta que recuerde el defenestramiento y la humillación a la que han sido arrastrados como consecuencia de la gestión del Partido Popular de Madrid en los últimos 13 años (a las entrevistas que he hecho me remito). Pese a todo, dentro de mí había algo de esperanza en que ninguna de las fuerzas políticas opositoras apoyaran la continuidad de los populares, al menos en nuestra comunidad, simplemente por una cuestión de regeneración y levantamiento de alfombras: una vez más, iluso de mí. Sin embargo, sabía, por mera evidencia, que ese acuerdo era inminente. Y llegó el día 24 y me dio la razón. Lo cierto, es que me hubiera encantado no acertar en esta ocasión. Aquella noche, nada más acabar el escrutinio de los votos, y en medio de una vorágine de euforia y, a la vez desilusión, mi primer pensamiento fue para los trabajadores de Telemadrid y Onda Madrid, que ansiaban un cambio en el gobierno, y con él, la esperanza de recuperar sus puestos de trabajo. Por un momento, pensé que todo aquello, toda esa lucha que me relataron cuando acudí al local de TMEX (el proyecto televisivo en la red que algunos de ellos están llevando a cabo), no había servido para nada. Y Cifuentes ganó, aunque necesitaba un “apoyo” para gobernar. Y ahí estaban, una vez más, los Ciudadanos, dispuestos a conversar sin ningún tipo de complejos con ella para “llegar a un acuerdo de investidura”. Y  todo a pesar de las sospechas sobre la imputación de algún diputado del grupo parlamentario popular en la Asamblea de Madrid. Pero los Ciudadanos, que tenían, a mi juicio, motivos suficientes para no atreverse a votar “si” al continuismo, me dieron la razón y pactaron con los populares. En ese sentido, el Ciudadano portavoz, Ignacio Aguado, no escatimó en insistencia a la hora de asegurar que al día siguiente de la investidura de Cifuentes, estarían haciendo una firme oposición. Los días pasaron, y había un asunto pendiente que tratar: qué demonios hacer con Telemadrid. En el acuerdo alcanzado, había un punto que trataba sobre su “despolitización”. Y… ¡sorpresa! Según el PP y sus Ciudadanos socios, el cambio de la ley de creación era condición sine qua non cambiar la ley de creación del ente público, ahora que, casualidades de la vida, el Partido Socialista y Podemos iban a tener mayoría absoluta en el consejo de administración. Este órgano se encarga de tomar las principales decisiones de la empresa, en este caso, la readmisión de los 861 trabajadores despedidos en el ERE de 2013. Pero para populares y naranjas, constituir un nuevo consejo era absurdo, ya que se iba a proceder al nombramiento de uno nuevo tras el cambio de ley. Un nuevo órgano rector nombrado por instituciones “imparciales”. “La Academia de la Televisión, por ejemplo”-decían.  La misma que premio al actual director general y uno de los principales responsables de la “liquidación” del canal: Ángel M. Vizcaíno. No es por ser aguafiestas, pero, ¿este es el modelo a seguir y la regeneración recogidos en ese acuerdo de gobierno? No puedo evitar manifestar que el asunto me huele mal. De momento, parece que no habrá ni cambio, ni readmisión, ni despolitización ni nada de eso, al menos hasta después de las elecciones generales. Nos han engañado tanto tantas veces, que resulta imposible no mantenerse escéptico. Y de verdad, que me gustaría poder creer que hay voluntad real de recuperar este servicio público tan necesario para la sociedad. Nos queda esa famosa frase de Groucho Marx: “me gustan mis errores, no quiero renunciar a la deliciosa posibilidad de equivocarme”. Ojalá en unos meses, me tuviera que tragar estas palabras. Lo agradecería yo, y todos los madrileños. Y los 800 y pico de Telemadrid, que nadie lo olvide.


Pablo Torres Yébenes


24/07/2015

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